TERREMOTO DE CHILE: UNO DE LOS MAS FUERTES REGISTRADOS POR LA HUMANIDAD

El terremoto de Chile de 2010 fue un fuerte sismo ocurrido a las 03:34:17 hora local (UTC-3), del sábado 27 de febrero de 2010, que alcanzó una magnitud de 8,8 MW.

El epicentro se ubicó en el Mar Chileno, frente a las localidades de Curanipe y Cobquecura, cerca de 150 kilómetros al noroeste de Concepción y a 63 kilómetros al suroeste de Cauquenes, y a 47,4 kilómetros de profundidad bajo la corteza terrestre.
El sismo, tuvo una duración de cerca de 2 minutos 45 segundos, al menos en Santiago. Fue percibido en gran parte del Cono Sur con diversas intensidades, desde Ica en Perú por el norte hasta Buenos Aires y São Paulo por el oriente.
Las zonas más afectadas por el terremoto fueron las regiones chilenas de Valparaíso, Metropolitana de Santiago, O'Higgins, Maule, Biobío y La Araucanía, que acumulan más de 13 millones de habitantes, cerca del 80% de la población del país. En las regiones del Maule y el Biobío, el terremoto alcanzó una intensidad de IX en la escala de Mercalli, arrasando con gran parte de las ciudades como Constitución, Concepción, Cobquecura y el puerto de Talcahuano. En las regiones de La Araucanía, O’Higgins y Metropolitana, el sismo alcanzó una intensidad de VIII provocando importante destrucción en la capital, Santiago de Chile, en Rancagua y en las localidades rurales. Las víctimas fatales llegan a más de 497. Cerca de 500 mil viviendas están con daño severo y se estiman un total de 2 millones de damnificados, en la peor tragedia natural vivida en Chile desde 1960. La presidenta Michelle Bachelet declaró “estado de excepción constitucional de catástrofe” en las regiones del Maule y Biobío.
Un fuerte tsunami impactó las costas chilenas como producto del terremoto, destruyendo varias localidades ya devastadas por el impacto telúrico. El archipiélago de Juan Fernández, pese a no sentir el sismo, fue impactado por las marejadas que arrasaron con su único poblado, San Juan Bautista. La alerta de tsunami generada para el océano Pacífico se extendió posteriormente a 53 países ubicados a lo largo de gran parte de su cuenca, llegando a Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, la Antártida, Nueva Zelanda, la Polinesia Francesa y las costas de Hawái.11
El sismo es considerado como el segundo más fuerte en la historia del país y uno de los cinco más fuertes registrados por la humanidad. Sólo es superado a nivel nacional por el cataclismo del terremoto de Valdivia de 1960, el de mayor intensidad registrado por el hombre mediante sismómetros. El sismo chileno fue 31 veces más fuerte y liberó cerca de 178 veces más energía que el devastador terremoto de Haití ocurrido el mes anterior, y la energía liberada es cercana a 100.000 bombas atómicas como la liberada en Hiroshima en 1945.

Tsunami
Debido la localización submarina del epicentro y su proximidad con la costa, gran parte de los estragos fueron ocasionados por el tsunami asociado al movimiento sísmico sobre las localidades costeras. Esta masa de agua a gran velocidad azotó las costas chilenas en pocos minutos, alcanzando las localidades costeras de las regiones del Maule y el Biobío. En Constitución, la primera ola del maremoto llegó cerca de media hora luego del sismo principal, que según testigos superó los ocho metros de altura, siendo seguida unos minutos después por una segunda ola más fuerte de unos diez metros y finalmente una tercera, similar a la primera. El mar ingresó a localidades como Pelluhue y Curanipe, superando los 150 metros al interior en Pichilemu, Iloca, Duao y hasta 200 metros en Coi Coi. En el puerto de Talcahuano, olas de hasta 5 metros penetraron en el casco de la ciudad y el nivel del mar se elevó por sobre los 2,4 metros. El puerto de Valparaíso enfrentó un alza de 1,7 metros en el nivel océanico.


El tsunami se amplió por gran parte del Pacífico sur. Una de las zonas más afectadas fue el Chile insular y en particular, el archipiélago de Juan Fernández, donde las olas ingresaron más de 300 metros en el pueblo de San Juan Bautista, en la Isla Robinson Crusoe, una hora después del sismo. En la isla de Pascua, la población logró ser evacuada, pero finalmente el tsunami no impactó con gran fuerza, subiendo el mar sólo 0,35 metros más de seis horas después del terremoto.

Por su parte, el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico generó una alerta de tsunami para gran parte de la costa del océano Pacífico. Un total de 53 países fueron alertados,11 aunque finalmente los efectos fueron menores a los esperados. El tsunami impactó las costas de Perú, Ecuador y Costa Rica con un alza en el nivel del mar que no superó medio metro. En Hiva’o, una de las islas Marquesas pertenecientes a la Polinesia Francesa, el alza llegó a los 1,79 metros, siendo el registro del tsunami más importante fuera de Chile. El efecto del maremoto chileno llegó a Hawái, alcanzando cerca de un metro de aumento en el nivel del agua, y a las costas de California y Nueva Zelanda.41 Finalmente, el día 28 de febrero, los últimos efectos del tsunami se detectaron en la isla japonesa de Minamitorishima, donde el mar subió apenas 10 centímetros.

El efecto del terremoto, debido a su alta magnitud, fue devastador. Gran parte de las localidades de las regiones del Maule y Biobío quedaron completamente destruidas. Fuentes oficiales cifraron el día después al desastre en medio millón el número de viviendas destruidas y en al menos otro millón y medio el de dañadas en alguna medida. El sismo, que fue percibido con fuerza por cerca del 80% de la población chilena, dejó una cifra estimada de 2 millones de damnificados (más del 10% de la población de Chile).


Durante las primeras horas, el número de víctimas fatales subió rápidamente, a medida que los organismos gubernamentales lograban entablar comunicación con las diversas localidades afectadas. A mediodía del 27, la Oficina Nacional de Emergencia del Ministerio del Interior determinó 78 víctimas en todo el país, 34 en la Región del Maule. A fines del mismo día, el número se encumbró a 214 fallecidos y 15 desaparecidos, y ya para el día 28, llegaron a 708 fallecidos a nivel nacional, concentrados principalmente en el Maule, con 541. Ya para el 1 de marzo, la cifra comenzó a acotarse. La ONEMI anunció ese día 723 fallecidos, que para el día siguiente aumentó a 796. El día 3 de marzo, cuando la cifra de fallecidos llegó a 799, el gobierno de Chile publicó la primera lista oficial de éstos, aunque parcial.

El conteo de víctimas fatales hasta el 3 de marzo fue entregado diariamente por la ONEMI. Sin embargo, las cifras fueron criticadas debido a su inexactitud, especialmente respecto al conteo de víctimas en la Región del Maule, que eran muy superiores a las reales. Tras ello, el Ministerio del Interior tomó la determinación de entregar un nuevo conteo de víctimas fatales, incluyendo solamente a las víctimas plenamente identificadas por el Servicio Médico Legal y las instituciones accesorias. Este proceso, iniciado el día 4 de marzo, quedó a cargo de la Subsecretaría del Interior, encabezada por Patricio Rosende. Rosende cada día nombró uno a uno desde el Palacio de La Moneda a los fallecidos identificados; según él, “quienes han muerto en esta catástrofe son personas, y no números, y mientras no tengamos nosotros la certeza total de quiénes son los chilenos que han fallecido en esta catástrofe nos vamos a limitar a informar de aquellos respecto de quienes sí podemos acreditar su identidad”.